Baby en una editorial vibrante por el 17 A

Para Baby los conchetos no estaban en la marcha, sino disfrutando el día. Los que si estuvieron fueron los trabajadores, los comerciantes que están fundidos, y los que quieren vivir en una república con instituciones que no sean corruptas, o que dependan de la voluntad de cada político que llega al poder. Porque los políticos pasan, pero los pueblos quedan.
Y mientras tanto, el gobierno parece mirar para otro lado, y el que sale a chicanear es Santiguito III, la familia prebendaria del estado. Parece que están mirando otro canal, y siguen diciendo que la gente que sale es anticuarentena, pero los reclamos estuvieron más bien centrados en el rechazo a la reforma judicial, la libertad y contra el atropello a la propiedad privada.

Tampoco faltó el reclamo de que la porota vaya presa, y que se dejen de jugar a ver como cambian jueces para beneficiarla. Por eso, como dice Baby, el país se va a pacificar cuando Cristina vaya a tribunales y se determine si es culpable o no, pero por jueces independientes y no por los amigos del poder.
El relato k es perverso, atacan a los que marchan como anticuarentena, pero si marcha moyano o los piqueteros no dicen nada; utilizan la figura de Maldonado, pero nada dicen de Facundo Castro; recortan a los jubilados, pero le pagan a Zafarroni 850 mil pesos por mes. La doble vara kirchnerista.

Hoy más que nunca el kirchnerismo se ha transformado en una casta: la peronchocracia k. Una casta de millonarios que hablan del pueblo, pero son todos ricos, políticos y sindicalistas, y con un ejército de militontos para atacar a los que piensan distinto.
Por eso el reclamo por la libertad, porque es el único bien que todavía podemos defender de esta izquierda vacía, fascista y millonaria. Hoy fue el 17 A, pero como dice Baby, si no cambian las cosas, el mes que viene el pueblo estará otra vez en la calle.
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