La inflación está haciendo estragos en el bolsillo de los consumidores, pero en el desgobierno no ven que eso es por la alta emisión monetaria del gobierno que la utiliza para financiar al vaguerío piquetero. Por eso, necesitan dar buenas noticias, porque ninguna de las políticas que implementan sirve para algo, así que se les ocurrió la genial idea de crear una empresa de alimentos.
Cómo en Cuba y Venezuela, en dónde la pobreza y la falta de oferta de productos está a la orden del día, pareciera que los queremos imitar. Ahora quieren crear, como en esos países, una empresa estatal de alimentos para parar la inflación, siempre yendo al revés porque no quieren reconocer que el problema son ellos.
Esto que proponen, como dice Serenellini, huele más a humo que a realidad, aunque como son los kirchneristas es probable que huela a negocio para la Cámpora y amigos que deben haber detectado un espacio por dónde quedarse con parte de la renta del sector privado.
Nada de lo que hacen es por el país, sino para ellos, porque detrás de cada una de sus “genialidades” surge un negocio paralelo de los exitosos empresarios kirchneristas, así que es probable que está sea una experiencia más de las tantas que hemos visto fracasar en los últimos años, pero que le costaron caro al erario público.
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