El escándalo ruso está derrumbando el relato oficial de la sputnik. Parece que la mandaron a Nicolini a que envié una nota a los rusos para que manden segundas dosis. Y cómo dice Feinmann, no hay que olvidarse del impresentable de Máximo Kirchner diciendo que no íbamos a arrodillarnos ante los laboratorios extranjeros, en referencia a los yankis.
Pero ahora nos arrodillamos a Gamaleya, y en la carta le dicen a Putin que “nos están dejando con pocas chances de defender el proyecto”, y cómo dice Eduardo, parece que el proyecto político e ideológico no era un invento de la oposición ni de la gente, sino un verdadero armado de Cristina Kirchner, que necesita de aliados a dictadores para sobrevivir y esconder su fortuna.
La realidad, es que sea como sea, jugaron con la salud de los argentinos, nunca fue una prioridad nuestra salud, sino los negocios de los k con los rusos porque en el fondo hay un negocio y un posicionamiento geo estratégico por sobre las necesidades de los ciudadanos.
Cambiamos de collar, pero nunca dejamos de ser perros. En lugar de arrodillarnos a los yankis, según la épica kirchnerista, nos pusimos de rodillas con los rusos. Una triste realidad para un país que necesitaba ponerse en marcha cuanto antes, y que gracias a estas decisiones terminaron hundiendo la economía y la vida de la gente.
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