Emilio Pérsico, dirigente social y líder del movimiento Evita, al igual que el dirigente de Barrios de Pie, Daniel Menéndez y Edgardo Depetri del Frente Transversal, sindicalista de la CTA, son algunos ejemplos de cómo hacerse rico al pasar por la función pública.
Todos estos Ceos de la pobreza llegaron sin un mango, declarando sumas irrisorias de patrimonio, como en el caso de Pérsico que declaró $69 y ahora tiene casi dos millones de pesos declarados. Todos han incrementado su patrimonio casi un 100% y eso sin declarar todo, porque hay mucho que no se sabe.
Ser dirigente social en Argentina es un negocio mucho más rentable que se economista, abogado o contador. Con un poco de inescrupulosidad, una pizca de mafia, y con seguidores descerebrados, uno puede armarse una buena caja que permita posicionarlo económicamente para toda la vida sin laburar.
La otra Argentina, la de los que laburan no tienen tanta suerte, y son incluso las victimas de esta depredación que hacen los dirigentes piqueteros en nombre de la lucha contra el hambre, la pobreza, el desempleo y la miseria. Hasta que no haya un debate serio en el país sobre el rol del estado para corregir las situaciones de desigualdad, estos tercerizadores de la miseria seguirán existiendo porque el negocio es redondo para todos.
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