El 81,8% a nivel nacional rechaza rotundamente los ímpetus garantistas seriales de los liberadores de chorros.
Alberto Fernández, ¿acaso presidente?, no fue categórico en oponerse a la liberación de presos a nivel nacional. Pero tampoco supo resolver el problema de alrededor de 5000 presos que superpueblan los penales y cárceles. Ni siquiera nombró al secretario de políticas penitenciaras.
Es cierto que los únicos derechos que preserva un preso es el de la vida y la salud. ¿Por qué no se podía aislar al grupo de riesgo o a los infectados en otro pabellón e incluso en las instalaciones de campo de mayo o campos de la gendarmería?
Estas liberaciones, claramente, con las firmas de los jueces garantistas es una avanzada del kirchnerismo sobre el resto del peronismo. Todos se lavan las manos, nadie quiere pagar el costo político, ni un preso muerto por coronavirus ni un preso excarcelado volviendo a cometer delitos. ¿Saben quién paga el pato siempre? La ciudadanía que garpa sus impuestos y sufre igual de inseguridad, esta vez provocada por el Estado.