Graña habla de la actualidad del país y el disparate de la cuarenterna.
Esta es más fácil de imponer a los trabajadores formales, sin embargo hay muchos sectores informales que se encuentran complicados. El barrio de Once es un claro ejemplo, pueden ir a cerrar locales pero la venta de los manteros continua.
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Exhibe, mediante una cámara oculta, la realidad de este grupo de personas, que no puede seguir en actividad, porque si no trabaja, no subsiste.
Los que se encuentran en iguales o peores condiciones son los comerciantes, a los que les hacen rigurosos controles. Los imposibilitan de abrir sus puertas pero siguen pagando alquiler e impuestos como si nada pasara.
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Los senegaleses son uno de los grupos de manteos que tienen una actividad importante en este momento, son una especie de vendedores nómadas que van moviéndose en grupo y escapando de los controles del Gobierno de la Ciudad
Una comerciante del barrio cuenta sobre la injusticia que están viviendo: Lleno de manteros y los que pagan impuestos no pueden trabajar, la gente le tiene mas miedo al hambre que al virus, y en este momento arriesgarse a que les imputen una multa es aun mas arriesgado, porque realmente son exorbitantes. Impotencia es la palabra exacta que define esta situación.
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La cuarentena incentiva estos mecanismos para salir a trabajar. La única forma de frenar al mantero es encerrarlo, al comerciante lo pueden intimidar.
Quien responde por esta injusta asimetría?