Baby, Nelson Castro, González Oro y Eduardo no se guardan nada
Pasamos de “les pibis” a la payasa Filomena en estos meses, y la inseguridad sigue avanzando. Y cómo dicen los periodistas, en el frente de batalla contra el coronavirus están las enfermeras no “les pibis”.
Y encima te daban recetas de curandero para el coronavirus, como por ejemplo, que tomes algo calentito que mata al virus, o pavadas como que el virus cruza la general paz. Pero es tan lejano ya en el tiempo, o al menos eso parece aunque hayan pasado sólo unos meses, porque es tal el desastre que han hecho que pasaron a un segundo plano.
Un cuarentena enorme que no evitó ni los contagios ni las muertes, pero dejo, como dice Baby, un tendal de enfermedades mentales, violencia, y otras enfermedades peores que el covid. Y a eso hay que sumarle la pobreza, la crisis económica y el hambre.
Para Nelson Castro el problema la falta de planificación, llegando a la locura que ni las escuelas están abiertas cuando la misma OMS está diciendo que las escuelas tienen que estar abiertas, y que la cuarentena no sirve para nada. Eso sí, los casinos y el fútbol volvieron sin problemas. Se ve que sólo vuelve lo que da plata, porque las cosas importantes como la educación la dejaron de lado.
No pegaron una, se la pasaron tratando de adivinar, como una tómbola, a ver cuando llegaba el pico. Y el pico no llego nunca, sino que se dio un aumento sostenido de casos y muertes, llegando incluso a sobrepasar a EE.UU. en cantidad de muertes por millón de habitantes. Es decir, peor que el país que más criticaron por sus supuestas malas medidas sanitarias por no hacer cuarentena eterna.
Y ahora está el problema de la vacuna rusa, que sigue dando que hablar, dado que no hay auditabilidad de la misma, como dice Castro, porque no hay nada publicado en revistas científicas como para dar seguridad. Y como la gente se resiste mandan al ejército de trolls a atacar a los que tienen miedo de aplicarse algo que, no solo no parece seguro, sino que tienen todas las garantías para que uno no pueda quejarse por reacciones adversas.
Hace rato que el gobierno de Alberso no da “pie con bola” en la mayoría de los temas que toca. Y los sindicalistas, que en otras épocas cortaban calles, hacían paros y pedían la cabeza de Macri en plaza de mayo, ahora guardan silencio, cuando todos los salarios van a la baja y la inflación sigue subiendo. Un país que cada día más para atrás.
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