En una editorial fundamentada, Luciana Vazquez, le pega duro a la cuarenterna del hambre.
Realizo una interesante comparación con la cuarentena sexual impuesta en EEUU por George Bush como método para frenar la epidemia de HIV para evitar la propagación. La prohibición del sexo en ese entonces parecía la medida ideal, sin embargo, el mandato extremo tuvo una gran falta de eficacia, sobretodo en el sector de la población más joven
Esto depara algunas reflexiones muy interesantes en torno a la situaron actual de nuestro país. Deja claro que cambiar conductas vitales no es para nada sencillo y la política tiene que tener en claro que esta operando sobre personas que tienen miedos y deseos
La coacción y la prohibición no producen cambios de conducta sostenibles, suele ocurrir al revés, incitan al quiebre de las reglas. Sin ir mas lejos, hemos visto al propio Presidente KK quebrar estas reglas.
La cuarenterna estricta es un llamado a no cumplirla. La abstinencia de vida no es sostenible en el tiempo. Habrá que generar nuevos hábitos públicos y aprender a convivir con el virus y recuperar el ejercicio de la libertad individual que los argentinos hemos perdido hace ya casi tres meses.