Para los k es más fácil liberar chorros que gobernar
La pandemia está siendo utilizada para todo. Ante la emergencia, la política pone sobre el tapete necesidades de urgencias que son utilizadas en provecho propio, pero no han sido negociadas con el conjunto de la sociedad.
Así, la emergencia, entre otras cosas, permitió que se comprara mercadería sin utilizar los mecanismos institucionales que correspondían, intentar una expropiación fabulosa, la propuesta de reforma judicial y la liberación de presos.
Respecto a esto último, salió publicado en diario la nación las cifras de los liberados durante estos últimos meses en donde nosotros estuvimos encerrados y los presos volvieron a las calles a hacer lo que mejor hacen, chorear.
Como menciona este diario, los presos amotinados en Villa Devoto lograron la liberación de 500 detenidos hasta que se frenó la medida a raíz de una fuerte reacción social que culmino en cacerolazos masivos. Sin embargo, en este penal, parece que ese freno no los afectó demasiado, ya que el 25% de los internados fue saliendo despacito y en silencio.
Según un informe de la Procuración Penitenciaria Nacional a que hace referencia el diario La Nación, salieron de las instituciones carcelarias federales 2185 personas entre abril y mayo, junto con otros 374 detenidos en junio. Todas estas salidas se ubicaron dentro del “contexto de la pandemia”.
Lo que es importante remarcar es que la excusa para esta liberación se fundamento en la superpoblación de las cárceles, pero al día de hoy, con estas liberaciones, esta sobrando espacio en las cárceles.
Por su parte, los jueces de ejecución penal de la provincia de Buenos Aires, otorgaron beneficios de salida a unas 2000 personas durante la cuarentena, y después nos preguntamos como puede ser que suceda lo que está sucediendo en el conurbano.
Pero el dato significativo es que en el penal de Devoto solo hubo 25 contagiados por covid, y en el sistema penitenciario federal otros 4, con lo cual ha sido significativamente baja como para justificar las puertas abiertas a los delincuentes.
De hecho, algunos presos liberados durante esta etapa fueron detenidos nuevamente en situación de cometer delitos, como en el caso del jubilado Jorge Ríos. La pandemia está siendo una excusa para meterse en cuestiones que de otra manera no podrían sostener. Por eso los cacerolazos están nuevamente a la orden del día, porque la gente quiere respetar la cuarentena, pero esta mostrando signos de no dejarse amilanar por un gobierno que rompe todas las reglas de la democracia. Las cacerolas son un buen síntoma de una sociedad que está cansada de mentiras, de abusos y de falta de justicia.
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