El economista durísimo con los piqueteros del gobierno
Agustín Etchebarne se despachó con todo. Porque en definitiva todo tiene un denominador común de lo que pasa en argentina. Se toman tierras, la educación es un desastre, gente que no quiere laburar y una anarquía generalizada, producto de, como dice Agustín, la perdida de los valores morales que trajeron nuestros abuelos cuando vinieron a forjarse un camino en argentina.
Esos valores occidentales que trajeron los inmigrantes basadas en sus creencias religiosas y morales de no robar, no matar, no mentir, en suma los diez mandamientos, pero eran valores que las tres grandes religiones que se asentaron en el país amalgamaron para forjar un destino.
Pero esta moral fue suplantada por otra, la de la “justicia social”, en dónde quien carece de algo, o necesita algo, en lugar de forjarse un camino para lograrlo, exige que otro se lo pague, ¿y quién sino?. El que labura, el que genera la riqueza, el que aún lleva incorporados esos valores de sacrificios para alcanzar los objetivos que cada uno se traza en la vida, sean económicos, familiares, culturales o educativos.
La excusa de la generación “copo de nieve” socialista que cree que por el derecho de existir tienen que serles servidos todo en la mesa, cuando por el contrario, nuestros abuelos no vinieron millonarios, sino que laburaron y progresaron y prosperaron.
Lo de hoy es una formación militante en la dádiva, en el desprecio por el éxito y por el esfuerzo para alcanzarlo. Derechos sin ningún tipo de obligaciones, lo que está creando una sociedad anómica, sin dirección, en donde los que quieren lograr algo por su trabajo son tildados de oligarcas, malas personas, fachos, etc., pero la realidad es que un laburante hoy gana poco, y a un usurpador le dan más que a un policía o un enfermero.
La cultura del pobrismo está destruyendo la argentina, por eso es necesario recuperar los valores del esfuerzo, del trabajo. del mérito y de la racionalidad.
También te puede interesar: