El peronismo k está llegando a su fin, en un marco muy bizarro en dónde la vicepresidente tiene más poder que el presidente. Y para colmo, recibió renuncias que ni siquiera él puede aceptar o no. La relación entre ambos es rara, sobre todo porque el no toma decisiones que ella le pide, sobre todo, respecto a la justicia.
Alberso no decide nada, y lo pusieron en jaque para que tome alguna decisión: está dentro o fuera del kirchnerismo. Y esa decisión, sea cual sea, tendrá sus costos. Si se corre del kirchnerismo lo van a tirotear y tendrá que rearmar sus alianzas, y si se queda va a negociar desde la debilidad y va a quedar pintado para todo lo que sea gobernar, cargando encima con los costos de lo que se haga mal.
El problema es que cuando tuvo poder no lo uso, y ya se le acabó el tiempo, está en jaque mate, y el kirchnerismo duro se frota las manos. Con la derrota electoral encima, la crisis del peronismo es muy visible, y los gobernadores, en una parte importante, están acercándose al títere, al igual que los movimientos sociales, que le aseguran el control de los barrios.
El tema, tal como dijo Duhalde, si Alberso rompe con Cristina puede generar violencia en los barrios entre las organizaciones pro Cristina y las organizaciones pro Alberso por el control de los recursos y del territorio, que nadie sabe dónde puede derivar, ya que sería, efectivamente, una guerra entre mafias.
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