La economía está en picada, y sobre todo a nivel de los comercios de barrio que dan empleo a gran parte de los argentinos. Durante la pandemia cerraron el 65% de los locales que se encontraban en avenidas comerciales como en av. Santa Fé o av. Corrientes. El desastre económico no sólo le pega duro a la ciudad, sino que está empezando a tener sus correlatos en otros distritos por la paralización de la actividad económica.
El sector más golpeado es el gastrónomico, sobre todos los restaurantes que no se dedican al delivery, que ya vienen golpeado y esta cuarentena absurda está terminando de liquidar. El gobierno nacional, en lugar de ver esta pandemia económica, la oculta y acusa a los que quieren laburar de oligarcas o asesinos. Mientras tanto, la inflación no da tregua.
La infectadura está destrozando la vida comercial, educativa y social de gran parte de la población, pero los políticos no hacen ningún esfuerzo, por el contrario, muchos están haciendo pingues negocios con la farsa de la emergencia sanitaria. El peso de la crisis recae sobre un sector privado cada vez más chico, y el sector público se sigue agrandando en planes y empleados estatales que tendieron a crecer desde que los delincuentes kirchneristas volvieron al poder.
También te puede interesar: