Parece que el populismo kirchnerista se exportó también a Estados Unidos, en dónde la inflación va subiendo a un ritmo acelerado como no conoció en décadas ese país. Juan Domingo Biden viene aplicando las recetas del progresismo globalistas y tienen el mismo discurso que los kukas: “la culpa es del otro”.
En una de las economías más importantes del mundo, los precios se van corriendo aceleradamente y tienen elecciones el año próximo, con lo cual la paliza electoral es algo que se espera con firmeza en el país del norte. Ya le costó ganar las presidenciales, incluso con sendas denuncias de fraude, así que es probable que sufra una derrota histórica por la pésima gestión económica y diplomática.
En los últimos años, el país que supo ser el “gendarme del mundo” y una economía floreciente, hoy está quedándose retrasado frente a los países comunistas que, bajo regímenes tiránicos logran captar la inversión de empresas multinacionales por lo barato de su mano de obra.
La llegada de Biden, y su incompetencia tan sorprendentemente parecida a la de Alberso, están llevando a su país a un abismo. No sólo por las posibilidades ciertas de una guerra con Rusia, sino por la pérdida de hegemonía mundial que viene golpeándolos en las últimas dos décadas.
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