Vuelven los controles de precios para las fiestas y evitarse los quilombos, porque están aterrados de que se les llene de piqueteros y laburantes la plaza de mayo para putearlos por la terrible inflación de diciembre. Pero ese acuerdo es sólo para supermercados y no para las carnicerías de barrio.
En las fiestas muchos van a comer carne, pero en enero se la van a pasar polenteando porque la carne van a volver a los precios de siempre, pero con el agravante de la inflación contenido. Los polenteros están desesperados, porque ya ni para comer pollo les alcanza.
El gobierno no sabe como parar la inflación, o no quiere, porque sigue dándole a la maquinita y la guita no vale absolutamente nada. Gente que no produce nada tiene para gastar la que le da el estado e inflan los precios que de otra manera estarían contenidos.
El asado a precio popular está en $550 para las fiestas, pero lo vamos a pagar después, como siempre, la fiesta del populismo la paga toda la sociedad, mientras los que viven del régimen la pasan bien y se venden por un puestito o un choripan para tirar a la parrilla.
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