Ahora quieren salir a cerrar a los supermercados que no cumplan con lo que quieren hacer los enfermos kirchneristas. Se les ocurrió que sean los intendentes quiénes cierren los comercios que no cumplan con la reglamentación oficial, lo que puede generar aún más corrupción, desabastecimiento y hambre.
Es tal el nivel de quilombo que quieren compartir la derrota con los intendentes para que el costo del desastre sea compartido, y de paso, seguro hacen negocios porque van a cerrar supermercados para comprarlos ellos, como ya han hecho con muchas empresas.
De hecho, en el programa de Tato cuentan que todo el MERVAL argentino, es decir, las acciones de toda las empresas argentinas, vale unos u$s 20.000 millones que es lo que sale una empresa medio pelo en EE.UU. Esa es la pobreza a la que nos han llevado 20 años de populismo barato.
Y lo peor de todo es que la caída no tiene fin, y con las políticas que se plantean es probable que las empresas argentinas sigan el mismo camino que las venezolanas y que no sirvan ni de regalo en un futuro muy próximo. Parar el populismo es casi una cuestión de supervivencia para el país.
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