En la era K se festejan desde siempre los planes sociales, comenzaron en el 2002 con los planes jefes y jefas de familia y se dan con poca o ninguna restricción, que en su comienzo iban a ser temporales, algo que nunca se sacó.
Son migajas que entrega el Estado y que lo sacan de los impuestos que pagan los laburantes, mayormente el sector privado al que tanto atacan los Kukas.
Vemos los carteles en las ciudades y en las autopistas en las que hacen alarde de los millones de argentinos que cobran planes, cuando no es algo para estar orgullosos, sino reconocer la cantidad de personas que necesitan ayuda para subsistir.
El mérito de los Kukas es que casi la mitad de nuestra población sea pobre y que se pierda la cultura del trabajo, en 2020 los sostuvieron con la impresión de billetes lo que repecurte en la inflación y en los precios y provoca un círculo vicioso.
Adorni desea para este año menos pobreza, más justicia, más salud, más educación, menos hambre. Pero los kukas trabajan para crear cortinas de humo como lo hicieron con la ley del aborto y no para sentarse a solucionar los problemas de fondo.
Hasta el cansancio escuchamos de los economistas de todos los palos que la crisis económica argentina se resuelve con decisión política y no con economistas. Alberso tiene que cortarla con el doble discurso y la doble vara y generar confianza y certidumbre para que podamos salir del pozo en el que estamos.
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