Cristina salió indirectamente a bancar a Rusia con un tuit en el que cuenta la historia del conflicto pero no se pronuncia con lo que pasa actualmente, y que todo los países del mundo hoy condenan. El desgobierno tiene posiciones encontradas para todo, incluso para la política exterior, porque lo que ella dice fija más posición que lo que diga el ministro de relaciones exteriores.
Esta vez no fue una carta, pero si un largo tuit. No hubo un claro y resumido “no a la guerra”, sino que da vueltas haciendo un revisionismo histórico de las guerras que llevan adelante las grandes potencias como Estados Unidos.
Ella habla del doble estándar, y como sus seguidores son anti yankees, necesita posicionarse de tal forma que no sea un mensaje pro ruso para fuera, pero que para dentro se lea cual es su clara posición a favor de Rusia. Hay que reconocerle que en quedar bien con dios y con el diablo le sienta bien.
Argentina termina no teniendo una posición contundente en un conflicto que amenaza con escalar y que muchos califican como el inicio de una nueva puja entre las potencias más grandes del planeta. Están hasta quienes temen una posible tercera guerra mundial, pero aquí nos quedamos en el localismo para tratar de salvar una mínima cuota de poder como hace el kirchnerismo.
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