Durante la última campaña vimos como se dilapidaron fondos públicos para ganar una elección que no fue posible. Perdieron a pesar de usar guita de nuestros impuestos para regalar electrodomésticos, planes, colchones y billetes. Y después de perder sigue la locura, porque arman actos, salen a decir que ganaron, pero de gobernar ni noticias.
Alberso dijo, durante la marcha de la militancia, que tenían que celebrar “el triunfo” de las últimas elecciones. Pero como dice Majul, perdieron en todas las grandes provincias, incluido el propio territorio de Cristina, la provincia de Buenos Aires. También perdieron el quórum en el senado y en diputados, algo que no pasaba desde el 83´´, y esto a pesar de gastar $115 mil pesos por persona para tratar de ganar.
Ni el plan platita les alcanzó para lograr ganar. Pero tienen la suerte de contar con muchos reproductores del relato, como Dolina, que salen a decir que no hay que cuestionar porque se festeja. Viven en otra realidad y la gente se los cobra ya directamente.
La locura en que se ha sumido el kirchnerismo, los está arrastrando a una decadencia total que amenaza hacerlos desaparecer en breve de la escena política nacional. Al kirchnerismo le queda poco en el gobierno, son dos años difíciles, y no tienen viso de poder torcer el rumbo de frustración y decadencia en que han caído.
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