El gobierno kirchnerista no es muy amigo de las estadísticas, por eso no hicieron el censo en el 2020, y se siguen usando los datos estadísticos del 2010 que están desactualizados. Para todas las políticas públicas se utilizan datos que ya quedaron viejos, pero les sirve para ocultar lo que pasa.
El censo quedó viejo porque hay nuevos barrios, y en el conurbano es probable que la explosión demográfica de pobres sea mucho mayor de lo que se cree. Ya sabemos que a los kukas no les gustan los números reales y prefieren tildar todo de “sensación” o “percepción” como hacen con el tema seguridad.
Lo cierto es que con el verso de la pandemia el país se perdió de una de las herramientas más útiles para la gestión pública y hoy desconoce cuantos son los argentinos que tiene el país, la cantidad de extranjeros, y cuantos están debajo de la línea de la pobreza, porque los números pueden subir si la población es mayor.
Sincerar la pobreza real con un censo es algo que aparentemente no están dispuestos a hacer, por eso no tienen ningún apuro en realizarlo y prefieren seguir analizando los datos al calor de una herramienta que ya quedo vieja. La mentira es la marca registrada del kirchnerismo.
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