El escándalo de Olivos no para, y sigue en pantalla peor que el vacunatorio vip. Sin dudas, como dice Tato, es el peor momento de Alberso desde que asumió. Los niveles de desaprobación del presidente son los mismos que tenía De La Rúa antes de irse del gobierno y la oposición no sabe que hacer.
Y en el medio Fiambrola sigue como si nada, disfrazada repartiendo regalitos en el día del niño y haciendo de cuenta que acá no paso nada. Los candidatos de la provincia tampoco dicen nada, tal como Golosa Paz que se hizo la desentendida en el programa de Majul al respecto del escándalo presidencial.
Niegan que el presidente haya mentido, y por eso tratan de cambiar el eje diciendo que se pidió perdón y punto. Se ve que están fuera de la realidad de lo que piensa la gente, y lo que está pasando en la justicia, que lentamente, empieza a tomar cartas en el asunto. Porque más allá de que haya “sido un error”, las consecuencias del DNU complicaron la vida de miles de argentinos.
Mientras a nosotros nos aplicaban leyes que no salieron del congreso, sino que fueron decretos, y qué muchas personas cumplieron aún perdiendo sus negocios o empleos, ellos, la casta política, se situó por encima de todas las leyes y no fueron capaces de cumplir aquello que le pedían al conjunto de la población. No sólo es una cuestión judicial, sino también ética y moral que no se acaba en un pedido de disculpas y ya.
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