Se viene un cachetazo tremendo para el desgobierno en las elecciones de noviembre, y Joni se pregunta si lo de las piedras es similar al cajón de Herminio Iglesias, pero el analista político que lo acompaña cree que es mucho más profunda la cuestión.
Entre inflación, cuarentena, vacunatorio vip y jodas en Olivos, el desgaste en dos años de un gobierno que llegó con mucha expectativa y que se fue desarmando inexorablemente, con lo cual no hay ninguna sorpresa ni ningún cajón que pueda explicar semejantes desaciertos que han tenido en tan poco tiempo.
Con estos números no sólo se hunde el frente de todos, sino el propio cristinismo, con un fuerte golpe para el núcleo duro de la vice presidenta que vería licuar notablemente su otrora poder sobre el conjunto del peronismo, y que quizás haga que muchos que hasta ahora permanecieron callados empiecen a enfrentarse al títere y a la titiritera.
Están en una encrucijada en dónde el progresismo no les sirvió para mucho, más bien les resto entre aquellos que se sienten peronistas y que ven como las banderas históricas que ellos dicen recoger se deshilachan en una serie de medidas que no aportan nada a las necesidades de una sociedad que cada día demanda más a sus gobernantes.
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