El gobierno sigue de decisión estúpida en decisión estúpida. Ahora busca culpables porque la inflación no cede, entonces la culpa es de los otros, y no de la emisión descontrolada que hicieron. Así que volvieron a lo que mejor saben hacer: aplicar impuestos.
El turno ahora le toca al sector cárnico, al cual piensan subirles las retenciones para que paguen más impuestos, lo que entorpece la exportación, sin poner directamente un cepo. La carne ya paso a ser un lujo para los sectores populares, y la única forma que puede verse un bife es desde el escaparate.
Así que para financiar el descalabro, y mostrar que hacen algo, les meten más retenciones, así los aplaudidores están contentos y sigue la fiesta con tranquilidad en la calle. Pero la gente sigue sin comer carne. El problema está en la distorsión de precios, lo que hace que cada vez haya menos animales en el fit lock, y los dejan pastando en el campo, con lo cual se alargan los tiempos de faena, hay menos animales y los precios aumentan.
Esto que es tan fácil de entender al gobierno no le importa, y prefiere la ideologización para salir del paso y mostrarle a la sociedad que algo están haciendo contra los “especuladores”. Pero lo cierto es que el problema no radica en los productores, sino en las malas decisiones estatales.
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