En nivel de impunidad que maneja esta gente supera ampliamente a la imaginación, Samid que está condenado por la justicia a prisión domiciliaria, con tobillera, se fue a comer a un restaurante de Ramos Mejía.
Fue la misma gente del restaurante que impulsado por su sentido ciudadano y democrático le fue a preguntar si tenía puesta la tobillera y a cuestionar qué hacía yendo libremente a un restaurante.
Ante la mirada de la gente, no le quedó otra que levantarse e irse con su grupo de amigos, lo que la gente festejó aplaudiendo y mostrando su rechazo, eso sí , para variar se iban sin pagar y los tuvieron que ir a buscar a la calle para que se hagan cargo.
Que a alguien tan público le da la cara de ir a pleno centro de Ramos Mejía, muestra el grado de impunidad que manejan los amigotes del privilegio y lo mal que anda la justicia. Sin justicia no hay páis viable.
También te puede interesar: