El kirchnerismo piquetero, dice Rossi, que acompaña en las ganancias pero se va en las pérdidas. Si es para estirar la mano es el primero, y como buen CEO de la pobreza, cuando hay que criticar lo que está mal se hace el dolobu. Quieren meter al estado de intermediario para que los piqueteros vendan las porquerias de mala calidad que producen y con eso esperan bajar la inflación.
Y además, con eso viene una miríada de organismos y funcionarios que se terminan llevando la guita de una caja negra del gobierno que se garpa con los impuestos de la gente. Esto ya se probó en Venezuela y fue un rotundo fracaso.
Suponen que con esto van a combatir a los “oligopolios” porque para ellos la inflación no sucede porque el estado regala plata a los improductivos, sino que sucede porque la gente labura. Viven en una realidad paralela, idealizada por el relato, que siempre se choca con la triste y cruda realidad.
Por eso dice Rossi, citando a Lazzari, no tienen escala para producir, ni marca, ni nada por el estilo. Pero de abrir la economía y destruir los oligopolios por la competencia, ellos prefieren armar un monopolio estatal como forma de oponerse, y lo que en realidad termina pasando es que hay cada vez menos oferta y es más cara.
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