Rosario es tierra de nadie, y el gobierno no hace absolutamente, ni el provincial, ni el nacional. Los delincuentes hace rato que tomaron las calles con la venia del kirchnerismo y los comerciantes están asustados porque les piden guita a cambio de no matarte y permitirte laburar.
Es el país del revés, mientras la gente de laburo vive con miedo, los políticos miran para otro lado y apañan con leyes y políticas a los narcos y a los chorros, y lo único que les importa es sacar un DNI inclusivo. Es el mundo de las políticas blandas, las de verdad no importan.
En Rosario, los comerciantes almuerzan encerrados en cuartitos cerrados para que les tiren un balazo a ellos o a su familia. No es vida la que tiene la gente de laburo, mientras los chorros hacen lo que quieren a la vista de todos.
Ni la justicia, ni la policía hacen absolutamente nada, miran impasivos, y hasta con complicidad como una ciudad se hunde en la locura total de la delincuencia, la mafia, el tráfico de drogas y armas bajo la protección de un gobernador kirchnerista para el que pareciera que esto no es importante.
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