Los precios están tan distorsionados en el país que comprar alimentos o aspirinas sale 4 veces más caros que en la primer economía del mundo: Estados Unidos. Es tal el nivel de desastre que están haciendo en el gobierno que ya es un lujo comer o curarse.
Por eso, como dice Tato, está bajando el consumo de carne y leche en la población, ya que solo es accesible para quiénes tienen la suerte de tener salarios altos, lo cual hoy puede rondar los u$s 600. Es decir, han empobrecido a los trabajadores, aun a los más preparados y calificados, por eso todos se quieren rajar del país.
La caída brutal del salario ha hecho que quienes más formados están, aunque ganan bien en relación a los sueldos promedio, se quedan cortos si uno lo compara con los salarios en otros países, incluso comparados con los países de la región.
En el gobierno se quejan porque los medios levantan que muchos jóvenes se quieren ir, pero es una cruda realidad, y esa falta de perspectiva es lo que los ha alejado del frente gobernante. Hay una falta total de certidumbres de futuro y de posibilidades basadas en el mérito, las cuales están siendo reemplazadas por una cultura de la vagancia y la dádiva, y hay un sector que no se resigna a vivir así.
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