Ellos rompen y nosotros pagamos todos. La joda de ayer en el Congreso nos va a salir a los “opulentos” porteños unos $10 millones. Es decir, no sólo no producen nada, sino que encima destrozan lo que tanto esfuerzo lleva poner en funcionamiento en la ciudad. Se creen los dueños de todos, y como no pagan impuestos destruyen lo que a ellos nada les cuesta.
Pero lo increíble de todo esto es que ni el gobierno porteño, ni el gobierno nacional intervienen cuando se producen desmanes, entonces la rueda sigue, y cada manifestación nos deja un saldo negativo de cosas que hay que arreglar con el dinero público.
Parece que a nadie en el gobierno de Larreta le preocupa que los piqueteros sean los verdaderos dueños de la calle, total ellos rompen y nosotros pagamos, y el jefe de gobierno se ahorra un costo político, discutible, de salir a reprimir a los que atentan contra el orden y los bienes públicos.
Hay tres tipos de leyes en Argentina, una para las personas honestas, a los que nos obligan a cumpliarlas sin discusión, otra para los piqueteros, en dónde está todo permitido, y otra para los políticos para garantizarles impunidad en sus desastrosos actos de gobierno, corrupción incluida.
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