No es ciencia ficción, es un espejo de la argentina del futuro
Corea del Norte. Un turista oficiando de periodista nos acerca a una especie de película de ciencia ficción al mejor estilo “Equilibrium”, un film en dónde un régimen dictatorial prohíbe a la población las sensaciones como el amor, la ansiedad, el deseo, etc.
Y cómo en toda sociedad tiránica, un poder omnipresente en sus símbolos, sus imágenes, y su propaganda. El turista que filma estas imágenes se siente sobrecogido por la música patriótica que suena por las mañana para “despertar” al pueblo, y acompañarlo ideológicamente a hacer sus trabajos por y para la revolución.
Y uno comienza a imaginarse… Despertarse cada mañana en nuestros barrios al ritmo de la marcha peronista, la cantata montonera, o los hits creados por Lewin y Donda para adoctrinarnos sobre las bondades del país nac & pop rebautizado República Popular Peronista de Argentina, cuyos próceres principales serían Néstor y Cristina, los cuáles estarían en sendos posters a lo largo de los puntos más importantes de la avenida Corrientes, para que los veneremos cada mañana al ir a nuestros trabajos, o al hacer una cola para conseguir un kilo de harina.
Cada día sería igual al anterior, como en la película de Bill Murray, el día de la marmota. Nos levantarían a las 6 a.m. los militantes de la Kámpora, que andarían por la ciudad en carros tirados por caballos (porque ya ni autos van a quedar) pasando estrofas de la marchita del general, repartiendo estampitas en conmemoración a algún día inventado sobre la diversidad, y con sloganes en “lenguaje inclusivo”.
Tal vez sea un poco exagerado, pero como se suele decir, la realidad supera a la ficción, así que el futuro puede ser aún peor que la pesadilla más distópica que a uno pudiera ocurrírsele. No hay que olvidarse jamás que como ellos dicen “vinieron por todo”.
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