Majul tiene razón, Alberso renunció a ser el presidente de todos los argentinos en la apertura de la asamblea legislativa cuando decidió hablarle a la Kretina y a la militancia antes que a la gente, que esperaba respuestas después de un año tremendo, lleno de inflación, desempleo y encierro.
Alberso paso de ser el presidente de los argentinos a ser el abogado defensor de la Desqui y a su facción, y decidió empezar a atacar a la justicia y a los periodistas. La agenda que imponen es la de la reforma de la justicia, algo que no le importa a nadie, y menos aún a los que laburan y no llegan a fin de mes, o a los que directamente ni siquiera tienen laburo porque lo perdieron gracias a la cuarenta del “científico” Alberso.
Por eso ya no hay reparos en cambiarle el gabinete y los funcionarios a gusto, incluso defienden a Insfrán a ultranza, porque es parte de la misma mafia kirchnerista. Y en el medio los agarro el vacunagate, del cual no saben como salir. Por eso eligió cerrarse sobre el ala más dura del Instituto Patria, la verdadera sede del poder político real hoy en el país.
Ha vuelto la mafia al gobierno, y quienes esperaban que Alberso hiciera algo distinto salieron defraudados, incluso en la propia coalición, donde muchos ya empiezan a ver como se descompone un gobierno más preocupado en limpiarle las causas a ella y sus hijos que a resolver los problemas que acucian a la gran mayoría de los compatriotas. Alberso renunció, ya sólo le queda dejar el cargo.
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