Lanata está preocupado porque el panorama que se avizora después de las elecciones es bastante conflictivo. Y se acerca diciembre, un mes que en el país suele ser punto de inflexión. Y para colmo, dice Lanata, ellos tienen una grieta interna muy fuerte que los tiene al borde del quiebre.
Además de la inflación, la crisis política que se avizora es muy grande, y todavía no estamos acostumbrados al país en el que hoy vivimos, con una pobreza del 50%, sueldos que no alcanzan para nada, y un gobierno que no tiene ningún plan.
Las elecciones, más que un fin parecen ser el comienzo de un nuevo ciclo en argentina. Un ciclo de conflictos, peleas, crisis y derrumbe, que no se va a acabar con la salida de la coalición del gobierno, sino que amenaza extenderse por varios años.
El nivel de deterioro institucional es tan grande como en las otras áreas, lo cual no ayuda a tener la base para sustentar una reconstrucción sólida del país. El desbarajuste es muy grande, y por ahora no hay claridad sobre quiénes pueden encarnar una propuesta de recuperación que permite vislumbrar un futuro con mayor certidumbre.
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