La kretina está logrando lo que vino a buscar a costa de los argentinos. Ya logró que la sobreseyeran de dos causas: la del memorándum con Irán, pero sigue complicada con las que tienen que ver con la corrupción. De esas todavía no zafó, y habrá que ver que pasa después de las elecciones.
Lamentablemente los jueces en este país sacan sus fallos sobre los políticos en relación a si un gobierno está débil o fuerte, y si ahora se caen es probable que vayan contra la vicepresidente. En el caso del memorándum zafó porque fue una decisión política, pero en las otras tiene mucho que explicar.
Las instituciones argentinas, tales como la justicia, hace décadas que están en entre dicho por su relación estrecha y carnal con el poder político. No es independiente para nada, y eso hace que haya una justicia para la casta y otra para los ciudadanos comunes, lo que enoja mucho a la mayoría del pueblo.
El país necesita crecer, necesita que las instituciones democráticas funcionen y no que haya quienes estén por encima de la ley y otros que tengamos que acatarla. Y tan es así que el mismo presidente que decretó la cuarentena fue el primero en violarla. Con una casta política así, y una justicia adicta, no hay país posible.
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