Mientras todo el mundo es ajustado, los negocios cierran, muchos pierden sus laburos, y los jubilados cobran dos mangos, el gobierno sigue aumentando la guita que le pago a los vagos planeros que, sin laburar, quieren hasta aguinaldo.
La mayoría ha tenido que resignar una parte de sus ingresos para laburar, o ver aumentados sus costos por una necesidad de movilizarse, pero estos muchachos hacen lo que quieren, cortan todo, y el gobierno se baja los pantalones para darle guita a gente improductiva. En el país de la tierra, tenemos 22 millones de tipos que viven de planes sociales y son la fuerza de voto del cristinismo.
Por otro lado, los que laburan están cada vez peor. Acosados por impuestos, bajas ventas, restricciones sanitarias o restricciones de venta de productos al exterior, como la carne. Eso sí, a la vagancia todo, movilizan un poco y ponen en movimiento la maquinita de imprimir billetes.
Es un país inviable porque ningún político, y mucho menos los que nos gobiernan, se animan a decir las cosas como son. Hay demasiada gente que no produce ni lo que consume, y unos pocos que están cada vez más con el agua al cuello para mantener a la masa de pobres que ha fabricado el kirchnerismo en sus tres etapas de gobierno.
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