Y llegamos a lo que Alberso dijo que no íbamos a llegar. Un poco por desidia y otro poco por inoperancia, el fatídico número de los 100 mil, que él mismo puso, se convirtió en el número del fracaso de la economía y la salud. No sólo porque nos dejaron muchos más pobres que antes de la pandemia, sino porque tuvieron hasta el descaro de vacunarse ellos primeros.
Hicieron de la vacunación una cuestión partidaria, una “épica” de lo que pagamos todos como argentinos para que nos cuiden, transformando las unidades básicas en vacunatorios en lugar de hacerlo dónde correspondía. Privatizaron la salud para provecho político propio sin ningún tipo de verguenza.
Partidizaron la vacuna para mostrar a kicillof y convertirlo en candidato, pero los ciudadanos comunes empezaron a denunciarlos, como hacen hoy en Cuba. Y mientras mandaban a los de la cámpora a armar vacunatorios con propaganda política. Unos berretas.
Hicieron todo mal, pero siguen diciendo que son los campeones del mundo, el tema es que son unos soberbios, nada les importa, y encima le echan la culpa a la gente de su propia ineficiencia. Por eso la gente está harta, y les está pasando con los propios que cada día se los bancan menos, lo que les está preocupando de cara a las elecciones, que no las tienen todas consigo.
También te puede interesar: