El periodista se cansó de las tonterías del gobernador y lo incineró al aire
Demasiadas incógnitas y pocas certezas es lo que deja constantemente el kirchnerismo en los distintos distritos que gobierna, y lo traslada a todo el territorio nacional. El problema ya no es sólo sanitario, sino que es también político. Y tiene que ver con las idas y vueltas en temas trascendentales para toda la sociedad.
No se sabe si comienzan las clases, no se sabe si van a llegar más vacunas, no se sabe si va a haber dos dosis, ni siquiera saben como parar la pandemia, y de hecho la alientan con manifestaciones masivas. Están perdidos y no saben para dónde ir.
Kiciloff es el mejor ejemplo de esto, aunque se enoje con el periodismo, a quién acusa de sus propios errores, diciendo que los periodistas se quejan por la vacuna rusa, y después porque llegaron pocas. Pero no se hacen cargo que dijeron que iban a fabricar la vacuna de Pfizer, y que para diciembre íbamos a tener 10 millones de vacunas. Pero la realidad es que se termino comprando una vacuna no probada, fueron solo 300 mil dosis, y ni siquiera pudieron vacunar a la población de riesgo.
Por eso se enoja Nelson Castro, porque lo que dice Kiciloff es una gracia, no llegaron vacunar a más de 89 mil personas y se enojan cuando se les pone en frente la verdad, que es un gobierno de inútiles que no pudieron ocuparse de cosas básicas, como la logística de una vacuna. No saben como seguir el plan de vacunación, pero el problema son los periodistas.
Lo de Kicillof no tiene desperdicio, quiere defender lo indefendible, y quizás es tiempo que en lugar de tratar de justificarse y excusarse se dedique a gobernar y a dar precisiones y previsiones de como va a ser la “campaña de vacunación más importante de la historia”.
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