El capitán Beto debe estar pasando su peor momento, pero nadie vuela del gabinete, siguen todos ahí clavados, lo mismo que los asesores y todos los que son parte del escándalo de Olivos Gate. Por más que Cristina le diga “ordena lo que tengas que ordenar” no hay a quien echar, salvo a Dylan o a la “Evita millenial”, la primera dama Fiambrola.
El periodismo servil jugó fuerte con Alberso, incluso el mismo Fontevecchia lo puso en primera plana como “super Alberto”, mientras estaba pasando la joda de Olivos. Así que los chupamedias están empezando a quedar en off side, y como dice Feinmann, “a más de uno se le debe haber vencido el carbón”.
El superhéroe peronista se quedó sin super poderes y hoy está pidiendo tiempo de descuento para que no los sigan matando, pero son tantos los escándalos que no hay forma de parar el quilombo que tienen en puerta los kirchneristas.
Ni asado, ni producción, ni salud, ni heladera llena, pero sí hay inflación, joda, caída de salarios, desempleo y cierre de empresas. El kirchnerismo 2.0 volvió pero para destrozar lo poco que quedaba en pie. Van a llevarse lo poco que queda por eso no les importa para nada los destinos de la patria.
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