Silvina Martínez está investigando como usa Cristina la flota presidencial, e hizo un pedido de información pública a ver como eran los gastos de la Vice en relación al uso del patrimonio público. Así, descubrió como uso, por ejemplo, el avión 13 veces en un mes para ir al Calafatte.
Nosotros les pagamos los viajecitos y lujos. Estos lujos salen u$s 20.000 por vuelo, y si bien, como dice Majul no es ilegal, pero es inmoral pedirle esfuerzos a una sociedad que dió todo por sus malas decisiones políticas, económicas y sanitarias, y ellos viven como reyes.
El propio Feinmann dice que a él no le sorprende, son inmorales para todo y es lo que van a seguir haciendo hasta el final de su mandato. Después se quejan de la falta de dólares, pero se los fuman en sus caprichitos, en viajar a su provincia en el “avión privado” del estado que pagamos todos.
La inmoralidad de la casta política argentina, es cierto, no sorprende a nadie. El problema es que pareciera que nos acostumbramos a este tipo de acciones y nadie, ni los propios ni los ajenos nos indignamos cuando un dirigente hace este tipo de cosas. Será hora de ir dejando los mesías de lado, y empezar a juzgar a los políticos más por sus acciones que por sus palabras.
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