Alberto Fernández vendió su alma al diablo. Está condenado a estar atado a la kretina, y ninguno de los dos renuncia. Ella porque iría presa, como dice Feinmann, y él porque quedaría para el olvido político. Y lo peor es que no tiene lo que tiene que tener para imponerse y hacer el gobierno que quiera.
´Pero es un cobarde, y no se animo a romper, llegó a tanto que entrego a su mayor hombre de confianza, Juan Pablo Biondi sin dudarlo. El títere es un cagón, y quedó totalmente demostrado. Es incapaz de gobernar por sí mismo, y tiene tanto miedo a los kirchneristas que prefiere traicionar a los propios antes que a los kukas.
Desde Losardo para acá viene traicionando a todos los amigos, es un bufón sin ton ni son. Kristina no se bancó la derrota y le está haciendo pagar todo el costo al títere, pero ella no asume nada de la parte que le toca en el desastre que han convertido al país.
Alberto está tomado por el virus kirchnerista, y no se anima a nada por fuera de lo que diga la bruja jefa. La matrona del clan ya hablado y ha llevado al país a una crisis institucional tremenda, que golpea fuerte en todo el mundo por lo impresentable de la situación.
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