Feinmann le pega duro a la kretina que quiere callarlo a cómo de lugar porque sabe que se le viene la noche, entonces intenta amordazar a los periodistas que piensan distinto. Ya en 2016 el periodista tuvo causas de la kretina por sus investigaciones, pero le salió mal a la reina kuka y la justicia le dio clases de libertad de expresión.
Al populismo le molestan los periodistas críticos y sólo aceptan el periodismo si reproduce el pensamiento único que los caracteriza como buenos autoritarios. Durante el 2016, cuando se empezaron a conocer causas de corrupción de la “jefa”, Eduardo opinó sobre ello y la entonces ex presidente le inició demanda civil por daños y perjuicios.
Pero por suerte hay jueces que no son genuflexos, y el juez de primera instancia rechazó la causa porque atenta contra la libertad de expresión, de opinión y la democracia. Más allá de que Eduardo pueda equivocarse o no, o tal vez no le guste a la vicepresidente lo que dice, tiene la libertad de expresarlo, y si no es contrario a las leyes, la democracia lo avala.
El problema es que los autoritarismos suelen llevarse mal con la democracia y la libertad de expresión, así que intentan acallarla por todos los medios posibles, incluido el judicial, pero está vez le salió mal, y como dice Eduardo, no es una victoria de él, sino de la democracia.
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