Feinmann y Rossi se matan de risa por el tremendo viento en un acto del que participó Golosa Paz. Estaba meta hacer la “V” mientras el tormenton les movía todo, y Golosa Paz estaba meta hacer la “V de vámonos corriendo”, dice Eduardo.
Lo gracioso también es que nadie le da bolilla al títere, que quiso suspender un acto político el día de la madre y ya salieron varios a decir que por más que el presidente no quiera hacerla, ellos van a ir igual. No los ayuda ni el clima ya, porque hasta el viento quiere que se vayan.
Ya no les alcanza con la imagen de la Golosa y sus vestiditos caros, que la desesperación se les nota en el semblante y en el discurso. Saben que están ante los últimos estertores de esta banda de ladrones que, si bien seguro van a zafar de la justicia, es probable que no les quede un negocio en pie, y eso es lo que más les preocupa.
Nadie es kirchnerista gratis, y si se termina la “platita” que están acostumbrados a manotear de donde venga, se acaba la lealtad a la jefa, y muchos van a buscar otros espacios desde los cuales volver para seguir haciendo guita a costa del pueblo argentino. En el relato son todos revolucionarios, en la realidad son capitalistas de los peores, de los mafiosos, de los que usan el poder para enriquecerse.
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