Ganaron prometiendo la parrilla llena y la heladera desbordante, y ahora resulta que no alcanza ni para polenta. Como dice Eduardo, los kukas decían que con el gato la carne estaba cara, el problema es que ahora el precio esta por las nubes y nos gobierna un títere. Alberto y Cristina lo único que llenan es sus propias cuentas bancarias, porque la gente no les importa para nada.
Eduardo se rie porque muchos kukas ya están jubilando sus parrillas, incluso algunos las destrozan por la bronca que les genera un gobierno que prometió mucho y lo único que hace es llevar adelante la agenda de la vice presidente, que necesita zafar de las causas por choreo organizado durante la “década ganada”, en la que sólo ganaron ellos, sus jardineros, asesores y funcionarios de confianza, porque el resto la vio pasar.
Ya ni con una fiesta de planes pueden detener el descontento de la gente, apenas quieren lograr algún tanto congelando el gas, pero por otro lado aumentan la nafta, que impacta en los alimentos, y vuelta la espiral inflacionaria que afecta a los comederos de polenta seriales creados tras varias décadas de gobiernos peronistas.
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