En el Frente de Todos no tienen escrúpulos, usan las pecheras del ministerio de salud para repartir volantes políticos de campaña y ofrecer vacunas. Hacen política con lo que todos pagamos y no tienen ningún tipo de vergüenza.
No sólo se han colado en la fila y armado un vacunatorio paralelo para amantes, familiares, militantes y amigos, sino que se han apropiado de los recursos públicos, y partidizado la campaña de vacunación como si fuera algo privado, y el estado es de todos.
El abismo entre la práctica y el discurso de la militancia kirchnerista es moral, va en contra de cualquier posibilidad democrática. Usar la vida y la salud de las personas para hacer campaña política es no sólo moralmente inaceptible, sino inadmisible que cómo ciudadanos lo permitamos en una república.
Argentina no tiene destino si no nos comprometemos todos en erradicar este tipo de prácticas políticas, en la utilización del estado como botín político de saqueo y en la inmoralidad de nuestros líderes. Esos deben ser los valores para refundar la patria.
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