Laje estuvo picante porque Alberso se hace el gil cuando le conviene, y vuelven siempre a lo mismo. Si es en el ámbito local la salida es “ah, pero Macri”, y en el plano internaciones la salida es “ah, pero EE.UU.”. El títere es un cínico, porque se metió en lo de Colombia y lo de Chile, pero acá cree que no debe meterse.
Cómo dice Laje, la cuestión es que Cuba tiene una relación especial con Cristina, de hecho, allí estuvo alojada su hija para no ir presa. Por eso patea la pelota afuera y no se animó a ir contra las opiniones de su jefa, cuando en realidad la posición debe ser una decisión del país y no de la vice.
Por eso, Antonio con un poco de sorna le propone ver los datos, dado que ahora se da cuenta que no hay que meterse en las cuestiones internas de los países como lo hizo en Colombia y Chile. Alberso parece ignorar que en Cuba existe una dictadura, donde el dictador Díaz Canel llamó a la gente a hacer una guerra civil sin ningún empacho.
La economía cubana es un desastre, no produce nada, y el turismo está muerto, y el régimen no puede parar ya a una sociedad que dejo de tenerle miedo a la represión castrista, quienes aún siguen en el poder detrás del poder. La inteligencia cubana, armada por los Castro, siguen hoy violando los derechos humanos, pero Alberso decide mirar para otro lado.
En Cuba no hay infraestructura, viven como hace 60 años, salvo en los hoteles internacionales, y esta movilización arranca con el arte, sobre todo por un rapero detenido por el régimen, y que ha logrado que un sector de la izquierda sale a la calle a pelearse contra el régimen dictatorial.
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