Aníbal Fernández amenazó descaradamente a Nik vía tuiter y de forma mafiosa, lo cual es imperdonable en un funcionario público. La amenaza no tan velada hizo referencia a la escuela a la que concurren las hijas de Nik, haciéndole saber que sabe dónde están sus hijas.
Lo peor de todo, es que es el ministro de seguridad, pero eso es algo que los periodistas ensobrados kirchnerista parecen querer minimizar. Brankatelli defiende a capa y espada a sus jefes, ahora con el recurso que lo que dijo el ministro no fue una amenaza, pero si esta misma situación se habría dado al revés habrían hecho intervenir hasta al Papa.
La doble vara del kirchnerismo, y sobre todo de los mercenarios editoriales ya no les está alcanzando, porque la imagen que dan en esta etapa dónde nadie les cree ya no les aporta nada mandar a este patotero a amedrentar a la gente.
No se dan cuenta que ya estas actitudes no suman a nadie a su relato, por el contrario, van perdiendo fuerza semana a semana entre los exabruptos, la mala gestión política y económica del país, las políticas públicas delirantes y los escándalos del títere, la jefa y su banda de delincuentes. El kirchnerismo está acabado, y Brankatelli tendrá que ir pensando en cambiar de amo.
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