La bosta fascista k del lenguaje inclusivo al descubierto
Se tenía que decir y se dijo, y cómo siempre fue el disruptivo Baby. Dijo lo que todos pensamos, el gobierno está más preocupado en cambiarnos e imponernos el lenguaje en lugar de ocuparse de los problemas reales de la gente.
Pareciera que en argentina la desocupación no es un problema, la inflación tampoco, la crisis económica menos. Ni siquiera es importante los miles de comerciantes que están perdiendo sus negocios, o la inflación galopante que se ve en el horizonte. Por el contrario, pareciera que los únicos problemas del país son la reforma judicial para la jefa, o que alguien acceda a un trabajo por su elección sexual, o peor aún, que todos los problemas del país se reducen al uso de la “e” para no ofender a la caterva de imbéciles que deambulan por el país.
El lenguaje inclusivo no tiene nada de inclusión. Es una bosta fascista que pretende, por la fuerza, imponer neologismos que la mayoría de la población no sólo no acepta, sino que no usa. Es más bien una monserga ideológica, un uso político del lenguaje para reconocer a propios y atacar a ajenos, al que piensa distinto.
Porque seguro, ahora que Baby dijo sin pelos en la lengua, valga la redundancia, que este lenguaje es una estupidez, van a poner en funcionamiento la maquina de silenciar opiniones disidentes. Porque no nos engañemos, el lenguaje inclusivo es parte de una maquinaria ideológica para perseguir opositores.
Estamos en un momento crucial, hay que empezar a discutir este lenguaje, no dejar que nos lo impongan, ni permitir que nos limiten en nuestras opiniones por no estar de acuerdo o no usarlo. “1984” ya ha quedado en el pasado para que repitamos esos esquemas controladores del zurdaje neo progresista. Este es el momento, hay que poner patas para arriba esta bazofia fascistoide.
También te puede interesar: https://agarralapala.com/zona-de-guerra/