Quizás una de las peores cosas del escándalo de la quinta presidencial sea que sobre la mesa había botellas de champán de más de 100 mil pesos cada una, una torta de $14.000, y después en los spots ponen 4 empanadas para hacerse los nac&pop. Eso sí, ellos viven como millonarios mientras los pobres siguen cada vez más pobres.
Por eso el Dipy les da con un caño, porque juegan a “la patria es el otro”, pero parece que la “guita es propia”, porque se la llevan toda. A lo sumo, reparten negocios para amigos, amantes, etc. Y son tan impunes que, hasta en plena cuarentena, la primera dama armo un pijama party en plena quinta residencial.
Hacen marketing de la pobreza para llegar a la gente, pero ya se les está notando lo que verdaderamente son: “oligarcas”, Ceos de la pobreza, que viven de la gente que más necesita, de sus esperanzas y de sus anhelos, en nombre de un peronismo que ya no existe más.
Hasta ahora han sido hábiles para utilizar la sensibilidad política de la gente, pero se les está acabando el relato, la heladera sigue vacía, y el asado se volvió un lujo para pocos. Estamos tan mal que se considera rico a una persona que gana arriba de 100 mil pesos, cuando para no ser pobre se necesitan 70 mil pesos mensuales. Argentina está en quiebra total, y el único responsable es el kirchnerismo.
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