Cristina Pérez muy dura con el títere y con la kretina. La reina del populismo viene de un largo silencio y lo rompió para hablar de la paz mundial, pero sin decir una palabra acerca de su amigo Putin. Parece que es más fácil justificar que condenar.
El gobierno está quebrado en todos los frentes, en el económico por el acuerdo con el fondo monetario internacional, en dónde Alberso no va a pedir el apoyo de los kirchneristas, y en el tema de la guerra de Rusia, dónde pareciera apoyar indirectamente.
Ella se queja de que ahora las potencias piden atenerse al derecho internacional pero sólo cuando les conviene porque Estados Unidos bombardea países cuando se le canta. Algo así como una doble vara, casi como el kirchnerismo. Cristina quiere hacer parecer que el reclamo de Rusia es parecido al de nuestro país con Malvinas.
Cristina sabe que la militancia está a favor de Rusia por eso juega al límite como con otros tantos temas importantes para el país. El quiebre de la coalición gobernante es ya evidente y hay dos gobiernos paralelos y se tiran con todo unos con otros, con un final abierto acerca de adónde iremos en los próximos dos años.
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