Los comerciantes han pagado caro la cuarentena, mientras los políticos no paran de aumentarse el sueldo. El que habló fue el peluquero Cerini, un empresario que se vino bancando los desmanes que hizo el gobierno en algunos sectores, como por ejemplo, el de las peluquerías y gimnasios no sólo arruino a empresarios, sino que hizo perder miles de puestos de trabajo a quienes necesitan ganarse el mango para comer.
Mientras tanto, el estado no paro de crecer, metieron militantes a lo loco en todas las áreas y continua la fiesta de planes sociales, mientras los que se dedican a invertir en el país están al borde de la quiebra por una cuarentena de locos, y un exceso en las políticas que arrasó con la economía y no evitó la propagación del virus.
El gobierno sigue, aún hoy mirando para otro lado, mientras la realidad de los argentinos sigue siendo dura, las discusiones de quienes deciden nuestros destinos están totalmente alejadas de estas necesidades.
Empresarios como Cerini, pero en el rubro gastronómico están también al borde del colapso, dado que han invertido dinero en protocolos para adecuar los locales y aún siguen metiéndoles restricciones para reducirles los horarios de apertura. La inversión pyme en el país se ha vuelto una aventura de riesgo, y ya no sólo no hay más aventureros, sino que los que estaban, están abandonando el barco, obligados por un estado que en lugar de crear empleo, lo destruye.
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