Ellos te ponen impuestos a la riqueza, total después se la gastan en “forros” y lubricantes, hasta la exagerada suma de $430 millones, así como si nada. Tal vez la coherencia es que nos empoman, pero se ve que el lubricante no lo usan porque a todos nos duele.
Esta Argentina disparatada, gobernada por un títere payasesco que arma ministerios inútiles, funcionarios de élites, y se gastan la guita para que la gente pueda tener “sexo no virtual”, algo que por cierto podría comprar cualquiera de nosotros en la farmacia, pero que en manos de estos tipos pasa a ser un pingue negocio.
Alberto no puede conseguir vacunas, y ya no sabe como bajarse los pantalones, incluso denostando al propio peronismo llamando a su amigo como “juan Domingo Biden”, a ver si al viejo chocho se le caen algunas vacunas para salvarle las papas a él y al enano marxista que gobierna la provincia.
El nivel de auto humillación del presidente no tiene límites, y sólo se mantiene porque por ahora el peronismo conserva cierta manija del poder en el territorio, pero cada día que pasa ese poder se va erosionando tan rápidamente como la inflación se come los bolsillos de los pobres que ellos vienen creando.
También te puede interesar: