Definitivamente hay un antes y un despúes, luego de la conducta del presidente después de que de forma autoritaria y violenta le dijera al pueblo lo que tenía que hacer, mientras él hacía lo contrario.
Es terrible que no sienta ni el más mínimo de culpa, no acepta que lo que hizo estuvo mal sino que argumenta que fue un error de Fiambrola, eso no habla de una persona de bien. A Patricia le impresiona mucho que el presidente haya tenido esta reacción tan facilista y cobarde de los actos propios.
A su falta de autoridad se le agrega ahora esto, que le traslada la responsabilidad a su mujer, no entiende que el reproche es a su investidura y no a la persona, esto expresa una falta de límite ante su conducta y genera aún más incertidumbre política.
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