Hacen marcha para todo, y cómo dice Baby, ya ni lavan la cacerola porque vuelven al otro día a seguir haciendo guiso. Hay profesionales de la protesta, viven de eso, y los Ceos de la pobreza son los que manejan este ejército de vagos que asola la Ciudad de Buenos Aires.
El frente polentero no para de mover a su gente para generar caos, y joder a los que laburan, por eso la indignación de periodistas como Baby. Pero la baja de popularidad es tan grande que, dice Baby, ya ni al sanatorio van a ver a la “jefa”. Nadie la quiere, y a nadie le interesa lo que hace la millonaria vicepresidente argentina.
Parece que los peronistas guardaron los bombos para alentar a los propios, porque no tienen nada que festejar, y el frente polentero va en caída libre. Las elecciones se acercan, y la preocupación es cada vez mayor. Hay una sociedad partida en casi todo tema que atraviesa la discusión actual, pero en lo algo que todos nos vamos poniendo de acuerdo es que nadie quiere a kristina.
El frente polentero está desanimado, perdido y golpeado por todos lados. El 14 de noviembre, a lo sumo, puede quedar sellado el destino que tiene el kirchnerismo desde hace ya un año, y que parece no tener posibilidad de revertirse. Estamos ante el fin del populismo como tal en argentina.
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